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A la Sagrada Majestad de la VERDAD

Thomas Taylor

domingo, 7 de junio de 2009

UNA INTERPRETACIÓN TEOSÓFICA DE “HARRY POTTER III”

Pere Bel

La fuente original de una escuela esotérica de magos la encontra mos en el libro de Cristian Rosenkreutz “Las Bodas Químicas”, del año 1616. El autor fue al autor de la Orden teosófica de la Rosa Cruz, y los personajes mitológicos que aparecen en las obras de J.K. Rowling siguen en esa línea. Franz Hartman escribió una obra similar en “Una Aventura en la Mansión de los Adeptos Rosacruces”.

En la primera parte aparece un Banco que expresa correctamente los Registros Kármicos, y los Lipikas o Registradores celestes. También aparece el espejo Astral; el unicornio, símbolo del cuerpo búddhico; el Cancerbero o guardián del umbral, con las pruebas que debe pasar el candidato. Y el encuentro final con el Yo superior y la Piedra Filosofal.

En la segunda parte encontramos el Ave Fénix que representa el símbolo del Yo superior, inmortal e indestructible, que renace de sus propias cenizas tras cada desencarnación, siempre más espléndido y radiante. Y el Basilisco, que es la acumulación final de todos nuestros deseos mundanos contra los que hay que luchar.

En esta tercera parte, H.P. vive en dos mundos opuestos; al principio de la obra está de vacaciones en el hogar de sus tíos, los cuales le detestan. No es su hogar ni su familia natural, sino más bien un mundo de apariencias y de transición, tanto o más irreal que el mundo mágico de Hogwarts.

Harry no soporta más las impertinencias de ese mundo fútil, estancado en las formalidades, y huye sin saber hacia donde. Es recogido por un llamado ‘autobús noctámbulo’, que es algo así como un camino precipitado para cambiar hacia una nueva vida.

Por ese medio llega a la calle mágica y es acogido por el mismísimo Ministro de Magia, el cual adopta el papel de ángel custodio. Allí debe esperar a que termine su tiempo de descanso. Su nueva vida tendrá lugar en el castillo de Hogwarts, con sus cuatro escuelas o puntos cardinales que simbolizan el mundo mágico e ilusorio físico. Para esa nueva vida va a necesitar el equipaje que guarda, símbolo de los futuros siete cuerpos físicos y espirituales que va a necesitar.

La pluma es el jeroglífico de la verdad, el alma espiritual. El búho es símbolo de sabiduría o Boddhi; la varita es la inteligencia, o cuerpo mental superior; los libros, el conocimiento, es el cuerpo mental inferior; la escoba, el cuerpo emocional o astral; y la capa negra es el cuerpo físico.

En el equipaje destaca el libro de adivinación de C. Vablatsky, cuyo nombre es un remedo de H.P. Blavatsky.

El viaje en tren hacia Hogwarts simboliza un nuevo viaje hacia la escuela de la vida. Howgarts es el mundo mágico de los sentidos donde nada es lo que parece ser, en donde pululan fantasmas, monstruos de fábula, seres visibles e invisibles, y es una escuela en donde todo puede ocurrir, para que los seres vivos aprendan a vivir.

H.P. recibe varios talentos, uno es el ‘mapa merodeador’, que es el símbolo de una nueva y poderosa intuición. Luego recibe también una nueva escoba voladora, la mejor, la cual simboliza un cuerpo emocional puro, –cuerpo astral– que permite desarrollar una firme fe que le hace capaz de elevarse para alcanzar rápidamente su objetivo.

El gigante Hagrid, que simboliza la fuerza espiritual de la tierra, actúa de educador, y les muestra cómo dominar a los grandes seres mitológicos, siendo amables y respetuosos con ellos.

El hipogrifo es mitad águila y mitad pegaso, el águila es la montura de Zeus en Grecia y la de Brahma en la India, y el pegaso es la montura de los grandes héroes griegos. Si el caballo es el símbolo de la mente, el Pegaso es el símbolo de la mente superior, y el águila es el símbolo del alma espiritual o Buddhi, el hipogrifo es en conjunto el Cuerpo Causal.

El profesor Lupin les muestra algunos seres elementales de la naturaleza, tipo duendes, que en el orden de desarrollo evolutivo son los inferiores. Les enseña cómo dominar el miedo, con un duende capaz de cambiar de forma y tamaño. Los seres elementales viven en los elementos, tierra, agua, aire, fuego... y todos pueden modificar su tamaño y forma, pero no todos son perniciosos para el ser humano. Recomendamos consultar el “Tratado de ninfas, silfos...” de Paracelso, de 1540, y cualquier otro tratado de los rosacruces, como el de Montfaucon de Villars, siglo XVII, u otros autores más modernos como los teósofos C.W. Leadbeater y Geoffrey Hodson. El mismo Shakespeare escribió sobre ellos.

Los llamados dementores y sus opuestos los patronos, pertenecen al orden de elementales artificiales, porque han sido creados mental y mágicamente por alguien con un determinado propósito; los primeros pertenecen a la magia negra, y los segundos a la magia blanca.

Azkaban es el nivel inferior de la naturaleza etérea, en el cual los seres humanos pueden quedar por un tiempo presos por sí mismos, dentro de sus propios y turbios pensamientos, sin cuerpo físico pero insensatamente apegados a sus deseos mundanos.

Los animagos de H.P., medio humanos y medio animales, son como los que aparecen en Apuleyo o Shakespeare, son personas que se comportan con el carácter de los animales. Y la historia de los amigos del padre de H.P. es el relato de unos aprendices de magia blanca, en el desenvolvimiento de sus dones y cualidades espirituales, que sin embargo fracasan.

El Mago Dumbledore cumple bien su papel de maestro director del desenvolvimiento espiritual de los aspirantes.

El rescate del prisionero de Azkaban por medio de un hipogrifo es simbólicamente la salvación por el espíritu del alma del ser humano, antes de quedar atrapada en los sub-planos interiores del campo astral-etéreo, y es también el momento culminante de esta obra.


ARTE, EDUCACIÓN, LITERATURA Y ACTIVISMO

John Algeo, ´The Theosophist´, junio de 2003

¿Cuál es la conexión entre Teosofía, arte, educación, literatura y activismo? Esta pregunta surgió por el tema de la Convención de Jóvenes en Adyar de 2002: “Expresando las Enseñanzas Teosóficas en los Campos del Arte, Educación, Literatura y Activismo”. A primera vista, estas cinco cosas parecen estar completamente separadas, con poca conexión entre ellas. Pero uno de los principios de la Teosofía es que ninguna cosa está separada de otra, sino que todas las cosas están conectadas entre sí. Por consiguiente consideremos qué conexiones hay entre Teosofía, arte, educación, literatura y activismo.

La Teosofía es, ciertamente, sólo la forma moderna de una Sabiduría antigua y perenne. Es una Sabiduría Perenne que ha sido expresada en varias formas por culturas particulares en todo el mundo. Cada una de las expresiones temporales de esta Sabiduría perenne tiene su propio foco y mensaje, y estamos bien advertidos de que debemos poner atención a todas ellas. Ciertamente, esto es lo que dice el segundo Objeto de la Sociedad Teosófica: Fomentar el estudio comparativo de religiones, filosofías y ciencias  todas ellas expresiones parciales de la Sabiduría.

¿Pero acerca de arte, educación, literatura y activismo, qué? ¿Cómo están conectados con la Sabiduría de la Teosofía? Tal vez puede ser útil ver qué dijo acerca de este asunto uno de los grandes maestros en una tradición que poco estudiamos. Ver cualquier asunto desde un nuevo punto de vista, puede ser útil. Tomemos el punto de vista de la Sabiduría Eterna como fue expresada hace 2.500 años en China por el Maestro Kung, a quien conocemos como Confucio. Él tuvo que ver especialmente con cuatro de estas materias: arte, educación, literatura y activismo.

Uno de los libros básicos en la tradición de Confucio es La Gran Enseñanza, uno de los Cuatro Libros de la doctrina de Confucio, recomendado para estudio antes de cualquiera de los otros. Es un libro muy corto que consiste de siete versos, del cual dice la tradición que fue escrito o editado por Confucio en base al capítulo cuarenta y dos del Libro de Ritos (Li Chi), con diez capítulos adicionales del filósofo Tsang.

La Gran Enseñanza tiene que ver principalmente con la conexión entre educación y activismo. Allí se hace la pregunta, “¿Qué podemos hacer para producir paz y orden en el mundo?” Ésta es una pregunta acerca de activismo. Y el libro presenta una cadena de conexiones que consisten en siete eslabones que conducen a la paz y el orden en el mundo. Allí se nos dice que debiéramos comenzar por investigar las cosas, pues el hacerlo conduce a una cadena de consecuencias:

1. Cuando se investigan las cosas, el conocimiento se amplía.
2. Cuando el conocimiento se amplía, los pensamientos son sinceros.
3. Cuando los pensamientos son sinceros, el corazón se refina.
4. Cuando el corazón se refina, la vida personal se cultiva.
5. Cuando la vida personal se cultiva, la familia se refina.
6. Cuando la familia se refina, el país estará en orden.
7. Cuando los países estén en orden, el mundo estará en paz.

Los tres últimos eslabones en esta cadena tienen que ver con las comunidades: la familia, la nación y el mundo. Pero los primeros cinco eslabones son cosas que los individuos deben hacer dentro de sí mismos  y todos son asuntos de educación. Al hacer que el orden social externo dependa del orden personal interno, los seguidores de Confucio están de acuerdo con Madame Blavatsky y con Krishnamurti.

En La Clave de la Teosofía Madame Blavatsky escribió: “Buscar reformas políticas antes de que hayamos efectuado una reforma en la naturaleza humana, es como poner vino nuevo en odres viejos... Ninguna reforma política duradera puede lograrse nunca con los mismos hombres egoístas a la cabeza de los acontecimientos, como en el pasado.” Y Krishnamurti dijo: “Ustedes son el mundo.” De tal manera que para reformar la sociedad y hacer del mundo un mejor lugar, primero debemos reformarnos nosotros. Debemos educarnos, y comenzamos nuestra educación, como el primer eslabón de La Gran Enseñanza nos dice, cuando “investigamos las cosas”. Y éste es también el tercer Objeto de la Sociedad Teosófica: Investigar las leyes inexplicadas de la Naturaleza y los poderes latentes en el hombre.

Las enseñanzas del Maestro Kung quedaron registradas en otro pequeño libro llamado Las Analectas. Y la primera enseñanza en ese libro es: “¿Aprender algo y al mismo tiempo practicarlo, no es un placer? Aprender algo es educarse. Pero esto solo no es suficiente; también debemos practicar lo que aprendemos, y eso es activismo. Para ser activistas efectivos, debemos educarnos acerca del mundo y acerca de nosotros mismos  debemos investigar las leyes inexplicadas de la naturaleza y los poderes latentes dentro de nosotros.

La Sabiduría Perenne de la Teosofía nos dice que la educación y el activismo van juntos. La educación sin práctica activa es pedantería; el activismo sin una razón educada es agitación insensata. Pero cuando se combinan, un activismo educado es una fuerza para la transformación  del individuo y del mundo.

¿Pero acerca del arte y de la literatura, qué? A veces pensamos de ellas como incidentales, como escarcha sobre el pastel de la realidad, como un modo de distraernos cuando no tenemos que ganarnos la vida. Pero para el Maestro Kung el arte y la literatura no eran añadidos, meras distracciones para practicar en nuestro tiempo libre. Para él el arte y la literatura eran esenciales para la educación que necesitamos para llegar a ser buenos y efectivos activistas. La educación no es simplemente llenarse de hechos. Es un cambio en nosotros, y el Maestro Kung creía que el arte y la literatura son medios importantes y efectivos para producir la recta clase de cambio en nosotros. Son un medio para el recto cambio porque tienen que ver con encontrar armonía y establecer lo que es recto.

Hay una historia en Las Analectas que ilustra este punto. El Maestro Kung tenía muchos alumnos, y uno de ellos era su propio hijo. Los otros se preguntaban a menudo qué enseñanza especial le daba el Maestro Kung a su hijo. Probablemente pensaban que debía ser muy importante, y querían tener también esa enseñanza. Un día uno de los estudiantes se acercó al hijo del Maestro Kung y le dijo, “Como tu eres el hijo del Maestro debes haber recibido alguna enseñanza especial.” Pero el hijo replicó, “Nunca. Bueno, un día él estaba parado cuando pasé cerca, y me preguntó: ´¿Estás estudiando el Libro de Poesía?´” El Libro de Poesía era uno de los antiguos clásicos Chinos, consistente de literatura. El hijo del Maestro continuó: “Cuando le respondí, ´aún no´, él me dijo, ´si no estudias Poesía, no tendrás nada de que hablar.´” El Maestro Kung pensaba que todo lo digno de decirse debía ser dicho en forma literaria, y esa literatura provee el agente necesario que mantiene a la sociedad unida; de tal manera que si uno no puede hablar acerca de lo que la literatura tiene que decir, uno no tiene nada importante que comunicar. La literatura y especialmente la poesía ensanchan la mente, ayudan a dirigir rectamente nuestros corazones y mentes, y pueden ser un medio por el cual nos cultivamos  esto es, nos transformamos.

La misma cosa puede decirse del arte Hoy la gente acostumbra a discutir acerca de qué es más importante, la naturaleza o la formación. Nuestra naturaleza es lo que somos cuando encarnamos en este mundo; nuestra formación es lo que nos afecta durante nuestra encarnación. El arte es una forma de educación, porque el propósito del arte, como los grandes artistas siempre han sabido, es cambiar a los que participan en ella, como creadores o como espectadores.

Lo que hacemos de nosotros es la aplicación del arte a la materia prima de nuestra naturaleza. Cada uno de nosotros es un artista; el material de nuestro arte es nuestro propio carácter; y el arte  en el sentido de pintura, escultura, danza, arreglos florales, o cualquier otra actividad estética  es una herramienta con la cual podemos producir la obra de arte llamada autotransformación.

Parece que Teosofía, arte, educación, literatura y activismo, lejos de ser cosas desconectadas, están muy estrechamente relacionados. En un sentido son ciertamente la misma cosa. Por la práctica del arte y la literatura, nos educamos para el activismo de la autotransformación, y transformándonos, transformamos el mundo.

Es alentador saber que jóvenes teósofos están considerando estos asuntos, pues en la medida en que tengan éxito en investigar cómo usar el arte y la literatura para llegar a ser mejores activistas en la transformación de ellos mismos, contribuirán en la transformación del mundo y en el establecimiento de la paz. En verdad eso es obtener La Gran Enseñanza.

EN PAZ

Amado Nervo


Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseche siempre rosas.

... Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡más tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas,
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

ANNIE BESANT- PALADÍN DE INDIA

Daniel Ross Chandler, ‘The Theosophist’, Octubre de 2.000

Durante los finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el creciente nacionalismo y el arrollador interés por la independencia política de India, se hicieron manifiestos a través del primer Congreso Nacional establecido en 1.884. En medio de este fermento madurado por el tiempo y la tormenta siempre creciente, Annie Besant estimuló la conciencia nacional India denunciando las distinciones y divisiones de castas, oponiéndose al matrimonio de niños, y promoviendo la educación. Ella prefería el auto-gobierno bajo la conducción británica hacia el estatus colonial a la condición de estado independiente.

En el otoño de 1.913 presentó una serie de ocho conferencias, ‘Despierta, India’, en la cual denunció las animosidades que separaban a India en campos hostiles, promovió la reforma del sistema de castas y la abolición del matrimonio de niños, apoyó los derechos femeninos, y recomendó revivir el auto-gobierno de las juntas campesinas. Fundó un periódico semanal, el Commonweal; compró un moribundo periódico diario de Madrás y lo transformó en Nueva India. A través de estos periódicos, abogó por el auto-gobierno, por el fin de los prejuicios raciales, y por condiciones de vida mejores. Mientras ayudaba a la reconciliación entre los miembros del Congreso Nacional trabajó para establecer la Liga por un Gobierno Propio (the Home Rule League) en 1,916. Cuando el Congreso apoyó el principio de Gobierno Propio, su nombre se mencionó para la presidencia.

Besant se convirtió en una rebelde inexorable que consiguió un lugar entre los disidentes y los protestadores que, con justa indignación, incesantemente sacudían a sus contemporáneos de su tranquilo dormitar. En el verano de 1.917, el Gobernador de Madrás le ofreció a ella una alternativa: salvoconducto para regresar a Inglaterra o ser llevada a un campo de internación. Ella indignada rehusó retornar a Inglaterra y prefirió la prisión. Cuando partió de Madrás para su confinamiento, se arremolinaron enormes multitudes. Grupos de protesta brotaron por toda India. Gandhi propuso que los simpatizantes condujeran una peregrinación de mil millas entre Bombay y la casa de Annie Besant. Después de 94 días, fue liberada. Cuando estuvo en prisión varios comités de provincia presentaron su candidatura para la presidencia del Congreso Nacional de la India. La reunión de esta asamblea histórica durante diciembre de 1.917, fue descrita por Dinnage:


Fue el Congreso más numeroso reunido jamás. Se construyó especialmente un gran anfiteatro con asientos para más de nueve mil personas; la procesión que se alineo para la llegada de Annie fue la más grande conocida. Banderas y gallardetes fueron colgados a lo largo de la ruta, tocaban las bandas, pétalos de flores se arrojaban a sus pies.

La dama entrada en años, imponente, de cabellos blancos, aceptó representar a toda India en un admirable discurso ante el trigésimo segundo Congreso Nacional Indio. Arundale lo describió como uno de los más bellos documentos producidos durante su extraordinaria carrera, una presentación por la cual ella pudiera desear ser recordada. Reconociendo que la elección para la presidencia era el más alto regalo que la gente de India le otorgaba, ella declaró cuando la selección fue hecha que por primera vez en la historia un funcionario público elegido fue encarcelado como persona peligrosa. Ella fue coronada con honor durante las horas en que fue humillada.

Ella mencionó que no era India de nacimiento sino hija de una pequeña isla situada en el mar del norte en donde fueron creadas las instituciones libres. Se presentó a sí misma como una persona que fue criada en una Inglaterra que se oponía a la tiranía y resistía a la represión. Annie Besant dijo que ella simbolizaba la unión entre Gran Bretaña e India. Ella exhortó a la audiencia a seguir los pasos del gran estadista y adalid de la Liga por un Gobierno Propio para la India, Dadabhai Naoroji.

Dijo que una nueva era no podía comenzar hasta que la vieja era no hubiera pasado. Los elementos que destruyeron una civilización anterior debían ser eliminados. Durante la Primera Guerra Mundial India estuvo al lado de Gran Bretaña aunque India no tenía la independencia política y sufrió una legislación coercitiva que superó al despotismo alemán. Durante estos acontecimientos históricos ella percibió ‘procesos de la divina alquimia que aparta el espíritu del bien de la acción maligna, y consagra al servicio las cualidades evocadas por la rebelión.’

Besant sostuvo que la ayuda de India a Gran Bretaña puso en evidencia el deseo de India de permanecer en el Imperio, que la Liga por un Gobierno Propio para India era absolutamente necesaria para la seguridad futura del Imperio. Observando un ‘nuevo espíritu’ que llenaba a la antigua India, corroborando un movimiento global desatado por la Guerra Mundial, justificando la Liga por un Gobierno Propio, Besant afirmó que la libertad sigue siendo el derecho de nacimiento de toda nación. Ella pidió la cooperación del congreso a pesar de los aparentes desacuerdos. Se identificó como una India por el amor y el servicio aunque no por nacimiento, estaba convencida de la gloria de India y determinó luchar en las líneas del frente de batalla y servir con lo mejor de su habilidad.


¿Hay alguna otra tierra que evoque tanto amor por su espiritualidad, tanta admiración por su literatura, tanta reverencia por su valor, como esta gloriosa Madre de Naciones, de cuyas entrañas surgieron las razas que ahora, en Europa y en América, están liderando el mundo? ¿Y ha sufrido otra tierra como nuestra India ha sufrido desde cuando su espada fue rota en Kurukshetra y las gentes de Europa y de Asia cruzaron sus fronteras, arrasaron sus ciudades, y destronaron sus reyes? Ellos vinieron para conquistar, pero terminaron siendo absorbidos.

Besant estaba convencida de que el Divino Artífice integró una sola nación de todos estos pueblos mezclados. Habiendo visto las poderosas civilizaciones del pasado histórico surgir y declinar, ‘ver a la Crucificada entre las Naciones, erguirse ahora en ésta su mañana de Resurrección, la Inmortal, la Gloriosa, la Siempre Joven.’ La oradora imaginó el Esplendor de Asia como la luz y la bendición para el mundo.

En abril de 1.919, cuando el General Dyer disparó sin aviso sobre una multitud de Indios desarmados reunidos en Amritsar en Punjab , toda la India fue ultrajada. Annie le recordó al público que ella había pronosticado que la no-violencia de Gandhi precipitaría la violencia. Cuando el Congreso Nacional aprobó la no-violencia de Gandhi, ella se retiró de la política y pronosticó futuros derramamientos de sangre. Ella propuso que los líderes Indios redactaran una constitución para su país que pudiera ser reconocida por el Parlamento Inglés, como un paso hacia el auto-gobierno. Se presentó un documento como medida privada de un miembro, se le dio una simple lectura, y se archivó.

Annie Besant fue maravillosamente elocuente y efectiva como fogosa oradora pública. Sri Prakãsa la describió como una gran artista en el manejo de las palabras que cuando salían de su boca eran como música; su voz subía y bajaba cuando hablaba, como olas del mar surgiendo en un perfecto ritmo. Ya fuera la audiencia pequeña o grande, ella respondía con propósito serio y expresión elocuente. Sus discursos se desarrollaban detalladamente durante su presentación preliminar, y no empleaba ni manuscritos ni notas. Ella gustaba terminar excitando emocionalmente a su audiencia hasta un alto grado dejándola con una ‘escena peculiarmente trágica o patética creada por la magia de sus palabras’. Rara vez se cuidaba de divertir a una audiencia o mostraba su anticipación a la risa.

Se arreglaba con mucho esmero y se vestía bellamente de blanco. Usualmente comenzaba sus conferencias pidiendo a un conocido leer una plegaria Sánscrita. No le gustaba que alguien hablara después de que hubiera terminado. ‘Ella terminaba justamente en el momento cumbre de su elocuencia,’ señaló Prakãsa, ‘y se sentaba o abandonaba la tribuna, dejando que la audiencia aplaudiera y demostrara como quisiera.’ Annie Besant fue considerada como uno de los más poderosos oradores dondequiera que hablaba. Nethercot escribe:


En 1.885, antes de cumplir los cuarenta, la señora Annie Besant era conocida en todo el mundo de habla inglesa, y por muchos en el Continente, como una de las más notables mujeres de su tiempo. Ella era... una oradora cuyo poder era tan arrollador y cuyo encanto tan potente que Bernard Shaw fue uno entre miles que la elogió como la oradora más grande del siglo.

Durante el verano de 1.921, cuatro mil delegados de treinta y nueve países se reunieron en París con motivo del primer Congreso Mundial de los Teósofos. Annie, de setenta y tres años, rememoró en vasta retrospectiva sus muchos años como oradora, escritora y competente administradora. Antes de cumplir sus ochenta y ocho años, en septiembre de 1.933, murió apaciblemente. Nethercot concluye apropiadamente:


En 1.933 los periódicos del mundo, en largos artículos obituarios, anunciaron su retorno al ‘todas partes’, de donde estaba convencida retornaría en una nueva reencarnación pasa asumir el trabajo que había dejado inacabado a la edad de ochenta y cinco. Ella había llevado muchas vidas durante esos años ¾todas ellas plenas, muchas de ellas tan diferentes que hubieran podido pertenecer a personas completamente distintas, y algunas tan increíbles que parece imposible que hubieran sido vividas.


miércoles, 3 de junio de 2009

EL RIESGO DE SER "HUMANOS"


Justificamos muchas cosas con la disculpa que somos humanos, principalmente nuestras debilidades, limitaciones, errores y otras falencias. Por otra parte, si estamos en el sentido “correcto” la palaba humano, está relacionada con la palabra man, en inglés hombre, comprensible con el sentido sánscrito de man que significa el principio pensante, lo que nos hace hombres. Ejercer nuestra condición humana es actuar de acuerdo a la razón pura de nuestro principio pensante activo a plenitud.
Realmente nuestras debilidades, limitaciones, equivocaciones, barbaridades, guerras y deslices, justificadas por nuestra condición humana, son negaciones, precisamente, de nuestra naturaleza humana, de nuestra humanidad, de nuestra naturaleza pensante. Según esta base, no parece bien que justifiquemos nuestra inhumanidad diciendo, “es que somos humanos”. Podría proponerse que dijéramos, “es que aún no somos humanos cabales”.
Esta podría ser una conclusión, es que no somos humanos completos, estamos en el proceso de descubrir nuestra humanidad. La expresión cotidiana, para nuestro tiempo, de esta incompletud, es evidente. Nos cuesta distinguir entre lo mío, lo nuestro (por ejemplo de mi familia, con el mi de por medio), lo de mi grupo (en el cual recibe también el mi su gratificación social) y lo de todos; entre lo local, lo nacional, lo planetario, lo universal y lo único.
Vivimos en general sumidos en las inmediaciones del mi o del yo, entendido como la idea que tenemos de lo que creemos que somos, hasta el punto de estar convencidos que debemos defender a toda costa esa idea. En un mundo de mis y yos todos alienados bajo esa comprensión, es común que unos y otros se toquen, que haya fricción, que interaccionen, generando distintas reacciones, si quien me toca o se acerca a mis “predios” agranda las posibilidades del mi y el yo, y me reafirma bienvenido. Puede ser porque me reconozca mis logros, mi inteligencia, porque me alabe, o porque reflejo en él la posibilidad de lograr algo, un ascenso, reconocimiento, dinero, “sabiduría”, poder etc. Pero si quien me toca es evidente y demuestra alguna posibilidad de disminuir el mi y el yo que creo que soy, o es evidente que quiere algo del mi, un ascenso, reconocimiento a mi costa, mi dinero, mi “sabiduría”, beneficiarse de mi poder, así yo lo haya hecho y lo siga haciendo, al verlo en otros respecto a mi, no lo permito, entro en defensiva. Entro a defender mi yo y lo mio.
Esta es la batalla de la existencia. Esto es lo que llamamos la realidad. Y para vivir esta realidad es que nos educan competitivamente y para enfrentarla es que nos preparan nuestros padres, hasta el punto de terminar creyendo que es así. Por eso vivimos como vivimos, por eso reproducimos las mismas circunstancias.
Vivir de este modo reconforta y en cierta medida nos da seguridad, mientras la esfera del yo no tenga muchos problemas dentro de sus cuatro paredes. Al menos entre las justificaciones psicológicas profundas de porque vivimos así, se puede proponer esta búsqueda de seguridad, comodidad y supuesta estabilidad. Tan enraizado está este asunto en nuestro inconsciente, que aquellos que saben la técnica de su operatividad lo usan publicitariamente, políticamente y en otros sentidos para lograr objetivos no muy nobles. Es sin duda una seguridad inestable, una seguridad insegura, creer que algo en nosotros, necesita seguridad. Otra vez paradójicamente podríamos decir que lo que necesita seguridad en nosotros es nuestra fundamentación o basamento sobre estructuras por naturaleza inseguras. Esto es, lo que no somos, lo finito, lo pasajero, lo mutable, lo relacionable, lo que creemos que somos, pero que realmente no somos, porque la imagen mental que creemos somos y con la cual nos describimos, en defensa de la cual peleamos, aunque en perspectiva con lo real en nosotros, no es esa realidad.
Podemos vivir por muchas edades con esta idea, de hecho es la historia de la humanidad. Tal vez esto justifique apreciaciones famosas para los teósofos, como que en un millón de años poco o nada ha cambiado la consciencia humana, léase la consciencia de aquello que quiere descubrir su humanidad, que quiere ser lo que es.
Otro aspecto a resaltar en todo este proceso es el de los mecanismos usados para tratar de conservar la seguridad del yo. En síntesis solo se ve el mundo de un solo color. Me explico. Solo recibimos lo “bueno” y rechazamos todo lo “malo”. Tendemos a buscar nuestra idea de seguridad, en sintonía también con la de felicidad, en un algo externo, en algo por conseguir y alcanzar. Todo lo que creemos no contribuye a ese fin es malo y todo lo que en nosotros significa nuestro lado oscuro, tendencias no bien vistas socialmente, que visibles podrían perjudicar el yo, a la persona, la máscara que presento al mundo, recibe un valdado de tierra y queda atrás en el sótano de la consciencia. Ver el mundo o blanco o negro es una de las tendencias más visibles de la mente humana, a su vez una de las más nefastas, y una de las justificaciones favoritas de los asesores de masas de los hombres de estado “descarriados”.
La Religión de la Sabiduría tiene los elementos o herramientas básicas para que cada uno descubra su engaño, que es en gran medida un autoengaño. Miremos este caso. Cuando alguien es tocado en su yo, la reacción consiguiente es defenderse, dependiendo de ciertas restricciones de consciencia relacionadas con su formación moral y ética esa defensa se manifestará de distintas maneras. Una de ellas es defenderse escondiéndose, evitando confrontar, otra es defenderse racionalmente, en el sentido de razón pura, con inteligencia, con argumentación moderada y reflexión, mientras la defensa se crea por quien se defiende justificada ante su razón. Esto por mencionar dos modos de defensa sin confrontación destructiva o a “muerte”. Estos tienden a ser los más comunes, dada la supuesta “condición humana” como condición básica de la generalidad humana. Miremos este lado del tema. Quien se ve tocado en su yo y su forma de defenderse es atacando sin piedad, pierde la perspectiva de las cosas. Por un lado siente tambalear su fundamentación, sus bases y por ello se aferra de donde puede. Sus principios morales no existen o no son parte de su estructura consciente por lo que no emergen ante la ceguera del momento. Esto a donde lleva? a que en esa defensa a ultranza emerja de quien se defiende así lo peor de su “humanidad”, todo aquello a lo que le ha echado tierra para ocultarlo ante los ojos de lo social, como mecanismo de conservación de su personalidad o de lo que cree es. Es decir que en una circunstancia de estas se asoma la punta del iceberg de nuestra sombra, presentando imágenes bastante contrarias a la imagen de nosotros mismos, que nos hemos esmerado por cuidar, presentar y reproducir.
El riesgo de ser humanos en este sentido, además de vivir engañados, es que tarde que temprano el castillo de barajas se caerá, siendo una catástrofe para nuestro yo, y tal vez social, visto desde el mismo punto de vista de ese yo, que se resistirá a morir, incluso se transformará, conservando sus elementos esenciales. Desde otro punto de vista será una gran posibilidad de catarsis, de liberación y un punto de quiebre para comenzar el proceso de integración de lo blanco y de lo negro, de la bella y la bestia, del pequeño yo y el Gran Yo, de la condición humana en función de seres personales y la condición humana en función de su naturaleza pura, segura, inmutable y verdadera, la cual solo puede expresar razón pura, esa es la condición humana derivada del regalo de Prometeo, hecho actualidad en su máxima expresión por cada uno de los llamados seres humanos.

Por Juan